Los 29 colegios y las dos escuelas de la Fundación Victoria afrontan un inicio de curso inédito en el que el Covid-19 marca la agenda escolar y exige un mayor compromiso de profesionales y familias
En estos días comienzan las clases, pero la Fundación Victoria, con cerca de 8.000 alumnos y 826 profesionales, lleva ya meses preparando la vuelta al cole. Entre las medidas tomadas se encuentra la coordinadora del protocolo Covid, una figura que recae en la persona de Charo Villalba, directora del Departamento Pedagógico, y que ahora gestiona todo lo relacionado con la enfermedad para responder de forma inmediata y segura. «La Fundación Victoria está poniendo en práctica todas las medidas propuestas por la Consejería de Educación, anticipando los medios y recursos necesarios para que la incorporación de todos sea lo más segura posible. Somos una gran familia y tenemos la responsabilidad de ofrecer a todos los que confían en nosotros el soporte necesario para garantizar la seguridad», explica.
Cada director o directora, junto a sus equipos, ha trabajado en un plan minucioso para desarrollar su labor segura y eficazmente. Alberto Ruiz, director del colegio Padre Jacobo, cuenta que «la sociedad está muy preocupada por mantener las distancias, por levantar muros que nos separen. Nosotros apostamos por crear puentes que permitan llevarnos, desde el cumplimiento de las normas, a un trabajo de las emociones que consideramos fundamental. La clave está, no tanto en prohibir, sino en conseguir con una buena pedagogía que toda la comunidad educativa cumpla su función con responsabilidad. En la práctica, hemos aumentado el número de recreos, incorporado señalizaciones, grupos estables de convivencia… y el profesorado velará para que nuestro colegio sea un lugar seguro para seguir aprendiendo de un modo integral».
Para los más pequeños, el reto es mayor. María Martínez es la directora de Centro de Educación Infantil San Pablo, en la Trinidad, y afirma que «aunque las familias tienen miedo, y entendemos que cuesta decidir traer a sus pequeños, confían en que ponemos todo de nuestra parte para asegurar la salud de sus hijos. Como educadoras, el objetivo es transmitir confianza, seguridad y cariño a los niños, tan imprescindible en esta etapa, usando mascarillas y midiendo el contacto físico, pero lo conseguiremos», añade.
Las familias son imprescindibles en el proceso educativo de Fundación Victoria. «Su colaboración es vital para el éxito nuestra labor», explica la coordinadora Covid. Y así lo confirma María Jesús Serrano, madre de alumnos que asegura que «si todos somos responsables y hacemos las cosas bien, no habrá que preocuparse. En los colegios diocesanos se están tomando todas las precauciones, nos informan de todo y escuchan nuestras sugerencias. Esa comunicación y el trato cercano me da mucha seguridad».
Estos centros integran al alumnado con necesidades especiales. Como ejemplo, se encuentra el colegio Espíritu Santo, que cuenta con un aula específica. Su director, Francisco Javier Gutiérrez, explica que «la dificultad es mayor debido a las particularidades de los alumnos, que tienen una gran necesidad de contacto y exploran los materiales con todos sus sentidos… Es necesario aplicar grandes cambios e intentaremos paliar la merma que las medidas sanitarias suponen en nuestra forma de relacionarnos con ellos. Será necesaria una higiene constante del profesorado para poder atenderles en sus necesidades, y enseñarles a suplir el contacto con otros gestos y acostumbrarse, por ejemplo, a que el recreo solo lo podrán compartir con sus compañeros para garantizar los grupos de convivencia, lo que nos apena mucho. La prioridad ahora es la salud; nuestro reto, garantizar la integración, que las medidas sanitarias no supongan una carencia afectiva y de cercanía».
Como explica Charo Villalba, «esta situación nos está llevando a dar un giro en nuestro estilo de aprendizaje (plataformas virtuales, recursos y libros digitales complementarán el trabajo en el aula), para lo que llevamos a cabo una propuesta formativa y de acompañamiento a los docentes». Así lo demuestran también las Escuelas de la Fundación Victoria, que empiezan su actividad el 1 de octubre, una vez asentados los protocolos de los centros. La Escuela Deportiva, dirigida por Miguel Cristobal Rueda, ofrecerá todos los medios para restablecer la práctica deportiva, «tan necesaria, especialmente tras tantos meses de confinamiento. Trabajamos combinando los protocolos de los colegios con los de las distintas federaciones deportivas, lo que aporta doble seguridad. Además, impulsaremos el área de salud, con entrenamiento personal, pilates, fisioterapia y la piscina de Fundación», afirma Rueda.
La Escuela de Idiomas, Foovy, ofrecerá este año la posibilidad de elegir entre formación presencial y virtual. Su director, Alejandro Jerez, explica que «nuestra principal meta es que el alumnado aprenda, que disfrute en su estudio de idiomas y eso lo conseguimos enseñando de forma dinámica y práctica, mirando por su aprovechamiento académico».